En mi columna del 9-1-2009, “Discriminadores del mundo entero, unámonos”, me referí a los prejuicios nacionales articulados a través del idioma, expresiones como “hacerse el sueco”, “despedirse a la francesa”, “trabajar como un chino”, “beber como un cosaco”, “esto parece una merienda de negros”, “celoso como un moro”, etc. Dije entonces que, si vale aquello […]
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